sábado, 4 de agosto de 2007

Uno de los ejercicios que he propuesto este año a una de mis alumnas fue que escribiera lo que le gustaría que dijesen de ella el día de su muerte, tras media hora pensando que poner me dice:
- No puedo escribir sobre mi misma, no me sale nada
* Escribe sobre alguna persona que conozcas.
- Vale, eso me gusta más, ahora lo hago.

Media hora después, casi finalizando la clase me dice, toma no lo leas hasta que estés en tú casa. Aquí os pongo la redacción, a mí me sorprendió bastante pues deja caer algunas ideas con las que me identifico bastante:

“La muerte de Rocío significa mucho para todos los aquí presentes, siempre la recordaremos como una buena amiga que sabía distinguir los momentos de trabajo y los de ocio.
Sabía dar buenos consejos y dar órdenes sin que nos diéramos cuenta, pero su mayor don era su mirada, con la que nos podía matar o alegrar el día.
Nuestra relación fue en muy pocas ocasiones de profesora-alumna, sino que fue de amigas, mientras la tuve como profesora o mejor dicho como amiga, nunca pensé que el tiempo que pasaba con ella era tiempo perdido, al revés siempre conseguía que sonriera y me alegraba el día cuando estaba triste.
Puede que sea un adiós por ahora, pero seguro que en otra reencarnación nos volvamos a encontrar, puede que al principio no nos recordemos pero acabaremos siendo amigas como lo hemos sido este año.
Por eso no creo que este sea un adiós definitivo, más bien es un hasta pronto, pues seguro que nos volveremos a encontrar.”

No hay comentarios: