domingo, 22 de abril de 2007

Lo prometido es deuda, y esta entrada va dedicada a ti “hermanita”, que sepas que aunque nos vemos poquito te quiero más de lo que te puedes imaginar y que para lo que necesites cuenta conmigo, ¿vale?


"Tienes que salir de aquí, no hay ningún motivo para temer a la luz. Si confías en mí, yo te enseñaré los colores; confías en mí ¿verdad?

Es difícil describir la luz del día, ¿sabes? Es bonito y ya está... Los colores tienen olores, así es como se les reconoce; espera, no te muevas, te los voy a enseñar..."

Volver a verte.

Cuando tengo miedo lo veo todo negro, tengo miedo por que me pueden volver a hacer daño o miedo a que el “muro” que tanto esfuerzo me ha costado construir a mí alrededor se empiece a desquebrajar y mi mundo se venga abajo. En esos momentos no soy capaz de ver que los cambios se producen normalmente para bien, cambios que vienen cargados de colores que traen consigo nuevas ilusiones. No. Me cierro en banda intentando que esos cambios pasen de largo o rasguen lo menos posible el muro.
Hace poco más de dos años, en un viaje tome una determinación: no quería ver el mundo en las tonalidades negras o grises como venía haciendo hace años, me propuse descubrir que a mi alrededor hay muchos más colores y que tan sólo tenía que aprender a verlos y disfrutar de ellos.
El proceso no ha sido fácil, no se cambia de un día para otro en la manera de ser y de actuar, pero a lo largo de todo este tiempo he ido dejando atrás muchos miedos y he redescubierto muchas cosas que pensaba que había olvidado. Todavía estoy en este proceso de cambios, me gusta lo que estoy conociendo y cuando tengo algún día bajo procuro pensar que mañana será un día mejor y vendrá con nuevos colores.